Cine con emoción: un monstruo viene a verme
La verdad es algo que a veces da miedo. Porque hay momentos en los que tú sabes que algo es cierto, pero te niegas a creerlo. Te ciegas a ti mismo porque reconocerlo te haría demasiado daño o te cambiaría la vida, o te haría sentir mal. Sea por el motivo que sea, no quieres verlo. Y la verdad, a veces duele. No tiene porque ser malo, pero primero debes aprender a asumirla y luego comprenderla. De esta premisa parte el último éxito más internacional del cine español: Un monstruo viene a verme (2016), de J.A. Bayona. La película tuvo mucha repercusión mediática en su momento siendo un éxito de taquilla, y quitándole de encima toda la publicidad hasta la extenuación que se le dio vía Mediaset, queda una historia muy intensa e incluso diría hasta necesaria. Hagamos un poco de cine-terapia (si no sabes que es, tienes dos posts en esta web para averiguarlo).
Un monstruo viene a verme está basada en la novela corta de Patrick Ness, que a su vez era una idea original de la fallecida Siobhán Dowd , un relato que sin destripar nada de la trama, acumula ciertas situaciones dramáticas en su argumento.
Connor O'Malley es un niño de 12 años que vive en algún pueblo inglés sin concretar con su madre, enferma de cáncer. El padre se divorció y se fue a vivir a Estados Unidos. No soporta a su abuela, que le quiere obligar a irse a vivir con ella para que su madre esté ingresada en un hospital. En el colegio Connor sufre el acoso de unos chavales de su clase. Hasta que una noche, el tejo que se ve desde su ventana en lo alto de la colina, se convierte en un monstruo que viene a verle a su habitación para que Connor le cuente su verdad.
Aunque en el libro hay más personajes y algunas situaciones diferentes, se ciñe bastante bien a lo que es la historia y el mensaje que encierra. La película es un drama familiar, pero también es muchas cosas más. A través de los ojos de un niño a punto de entrar en la adolescencia, se narra un momento crucial de su vida en el que tiene que aprender a madurar a pasos agigantados para hacerse cargo de la casa y asumir la situación de su madre.
El niño es constantemente justificado en todas sus acciones y comportamientos -por muy destructivas que sean- por todo el mundo, algo que le pone muy nervioso y no entiende. De esta manera, se explica cómo se trata a la gente que pasa por problemas personales graves, sin siquiera tener en cuenta su propia opinión. Connor -interpretado excelentemente por el actor nóvel Lewis MacDougall- tan sólo quiere ser un niño más en el instituto y en su família: quiere que le riñan cuando toca, no que le perdonen y consientan todo el rato únicamente porque su madre esté enferma de cáncer. Todo el mundo decide por él. ¿Es justo que los demás tomen decisiones por ti, cuando estás pasando por una mala situación? Hasta su abuela (Sigourney Weaver) le quiere obligar a irse a vivir con ella sin tener en cuenta su opinión; o su padre (Toby Kebbell), que da por hecho que Connor no va a querer mudarse a los Estados Unidos con la nueva familia.
Lewis MacDougall es Connor y Sigourney Weaver su abuela |
La madre de Connor es la actriz Felicity Jones, e interpreta de manera convincente a una enferma de cáncer. Él mismo se niega a aceptar la realidad: su madre puede morir de la enfermedad. Se ciega empeñado en que los tratamientos la curarán y que en algún momento incluso de manera milagrosa, se pondrá buena. No quiere aceptar una posible realidad, y es que todo parece indicar que su vida tiene que cambiar y que debe dejar ir a su madre. Esta lucha interna es básicamente el motivo por el que Connor es tan infeliz, y sobre todo, el centro de sus pesadillas.
Algo tan grave como el acoso escolar en la película es el único anclaje de Connor con la vida real. El niño quiere que ser víctima de bullying porque al menos los acosadores no tienen piedad con él como el resto de personas con las que interactúa. Es curioso como algo a priori tan malo para un niño, en este caso se puede llegar a convertir en un estímulo positivo. Por eso, en un momento de la película, cuando el líder de los acosadores se da cuenta del motivo por el que Connor se deja maltratar, renuncia a seguir haciéndolo. Las consecuencias son devastadoras, sin embargo, vuelven a tratar a Connor de un modo distinto debido a su sitación familiar.
La presencia del monstruo en la película tiene una doble función: enseñar a Connor que en la vida todo no es malo o bueno, y que para avanzar y seguir adelante, a veces hay que dejar atrás. El dilema central que plantea Un monstruo viene a verme, es el miedo a reconocer la verdad. A veces se tiene delante de las narices y es más fácil escoger taparte los ojos en vez de hacer frente a aquello que te aterra. Como comentaba al principio de la entrada, evitar la verdad encierra muchas razones: no hacer frente a los problemas, reconocer que uno mismo también puede ser egoísta, no querer pasarlo mal, no aguantar las charlas del entorno, miedo al cambio, rechazo a lo que uno mismo puede sentir, etc, los motivos pueden ser infinitos y muy personales en cada uno.
Una imagen del primer cuento de Un monstruo viene a verme |
El monstruo pretende enseñar a Connor con sus cuentos, que una persona puede ser capaz de lo mejor y de lo peor, que el ser humano no siempre es únicamente justo en sus acciones sin ser a veces egoísta por el bien propio. La historia de la bruja y el príncipe o la del párroco y el boticario, todas ellas pretenden hacer ver a un niño, que alguien puede ser malo y bueno a la vez, y que eso no es necesariamente malo, no todo el mundo debe tener siempre pensamientos o sentimientos buenos. La vida es así, en tonos de grises y nunca es todo bueno, o todo malo por mucho que nos empeñemos en polarizarla. Por eso, para que Connor pueda avanzar y salir de una situación mala, debe aprender a dejar atrás a lo que más quiere.
J.A. Bayona -director de El orfanato (2007) y Lo imposible (2012)- es capaz además de aportar un elemento nuevo a la historia que no estaba en el libro: el dibujo. La manera con la que Connor logra canalizar toda esa rabia y frustración acumulada se resuelve en la pintura: la expresión de los miedos queda plasmada en ilustraciones de acuarela que se van mostrando durante la película. Por este motivo, los cuentos narrados por el imponente tejo convertido en monstruo tienen esa estética de pintura, ya que están vistos a través de los ojos de Connor.
Tal vez la única que logra comprender al niño, sea la madre. En un momento de la película, ella misma le reconoce a su hijo que si necesita romper y destrozar cosas -en referencia a otra escena anterior- que lo haga, que se desahogue y libere toda esa ira, todo ese enfado con el mundo por lo que le está pasando, por lo que está viviendo. Sabe que no es justo y que su hijo no encuentra la manera para reaccionar. Por eso la ira, en ocasiones, es necesaria.
Connor liberando al monstruo para afrontar sus miedos |
Es fácil juzgar a un niño y asumir que lo comprendes, porque todo el mundo ha sido un niño alguna vez. Por eso la película es tan efectiva conectando emocionalmente con Connor y sentir que le acompañas en todo momento en su evolución. Sin embargo, es de una madurez increíble toda la historia que el protagonista debe pasar y el final es tan catártico porque el espectador se ha identificado con el niño. En realidad, el "truco" de Un monstruo viene a verme está en que todo lo que el niño siente con respecto a la situación por la que está pasando, y por encima de todo, con el hecho de no aceptar la dura realidad que le va a tocar vivir, es algo muy adulto.
Tan adulto, que la película más que para niños, es también para los mayores. Adultos que viven en una sociedad donde todo es apariencia, y donde es mejor fingir que todo va bien, antes que darse de bruces con la realidad y asumir que a veces podrás hacer daño, o tendrás que hacer daño para avanzar. En algunos momentos de la vida, lo único que te queda es seguir adelante a pesar de todo y de todos, porque al final si no eres sincero contigo mismo, en algún momento te tocará afrontarlo de la mejor o de la peor manera. Aunque huyas de la verdad -de tu verdad- como hace Connor durante casi toda la película, ésta te terminará encontrando, con la diferencia de que no habrá un monstruo para ayudarte a que te des cuenta.
Un monstruo viene a verme es una película perfecta para una buena dosis de cine-terapia, con relación al miedo a la verdad, y a sus consecuencias. Una obra necesaria y de las que saben tocar la emoción al espectador. Los cuentos tendrían que ser así.
XOXO SoldieRyan
2 comentarios
Opté por leer el libro antes de ver la película, algo que suelo hacer últimamente (por ejemplo con La CHica del Tren enmarcado en un género diferente).
ResponderEliminarA lo que iba, devoré el libro en una noche, es cortito y no conseguí despegarme de él. Posteriormente viendo la película, veo que Bayona ha hecho un trabajo extraordinario de adaptación, respetando la historia con mucho cariño. He de reconocer que el libro me llegó a emocionar más, pero la película plasma muy bien la ansiedad que sufre el niño respecto al estado de su madre. Veo a través de mi hija que los niños tienen mucho miedo a la muerte (realmente no a la suya propia, sino a las personas que les rodean), esta idea suele rondar les sobre las personas de mayor edad (yayos principalmente) pero, y si sucede algo a alguien con quien ellos no contasen que fuera a poder morir porque es joven. Nuestro silencio no les ayuda a afrontar esos miedos. No hace mucho mi peque se puso a llorar desconsolada, cuando conseguí que argumentase algo me dijo que como veía que tenía canas, me estoy haciendo vieja y moriré, fantástico, que consuelo... Todos moriremos al final, no importa cómo nos lo montemos... Pero me pareció un buen momento para indicarle que, aunque lo normal sería que muriese dentro de bastantes años, eso es algo que nunca sabemos porque hay enfermedades que los médicos no pueden curar y que esa es la mejor razón para disfrutar de la vida, porque si viviéramos eternamente la vida no tendría este valor tan preciado. Me explico? Hay que hablar de todos los temas posibles con los niños para hacerlos más fuertes ante la adversidad.
P.S.: Me encantan tus críticas, por eso las comento siempre que tengo ocasión ;-)
Hola Marta!
EliminarLograr normalizar con los hijos temas tan "adultos" en principio, como el dolor o la muerte, es algo muy importante. Al fin y al cabo lo que importa en la vida no es que sean los mejores en todo lo que hagan, si no que sean mejores personas, y eso se consigue enseñando educación emocional, básicamente. Gran ejemplo el tuyo.
Un abrazo y me alegra leer eso, al fin y al cabo yo escribo para eso: que el cine trascienda un poquito como simple entretenimiento, a herramienta para enseñar y/o educar