Instantes de cine: la carga de los Rohirrim
Los Rohirrim en los campos de Pelennor |
Hay momentos en el cine que se te quedan grabados en la
memoria. Te erizan el vello, y puedes verlos en repetidas ocasiones por lo que te llenan. A veces se
debe a alguna situación puntual que relacionamos con ese momento, por la fuerza
que tenga la escena o por un cúmulo de elementos que la hacen irrepetible. Cada
uno tiene el suyo (o los suyos), y no hay nada más grande que compartir ese momento con el
resto. Por esta razón, hoy quiero hablar de una de las escenas más míticas de
los últimos años, y que estoy seguro de que muchos compartirán conmigo: la carga
de los Rohirrim en la batalla de los campos de Pelennor, durante la última
parte de la trilogía de El señor de los anillos: El retorno del rey (2003).
El retorno del rey es una película larga, muy larga. Son más
de 3 horas del cierre de una de las trilogías más épicas y famosas de toda la
historia del cine. Esta parte está llena de escenas para el recuerdo, y aunque
tiene grandes discursos y otros momentos que pueden ser igual de destacados, a
nivel personal, mi favorita es esta.
Escuchar el cuerno de Rohan cuando todo parece que está
perdido en Minas Tirith, ya de entrada, supone una alegría. Compartimos la
alegría de los personajes que se encuentran luchando en la ciudad, tras una
cruel batalla, que ha sido prácticamente invadida por las huestes del enemigo a batir, Sauron.
Millones y millones de orcos parecen estar a punto de romper la última línea de
defensa de la capital del reino de Gondor. Gandalf (Ian McKellen) y Pippin (Billy Boyd) resisten y tienen
una conversación que parece destinada a ser la última. Y en ese momento, llegan
los Rohirrim.
Los Rohirrim son los jinetes del pueblo de Rohan, una nación
que rinde culto a los caballos y que son su principal seña de identidad. Este pueblo ya tuvo su presentación y su protagonismo en la película anterior de la saga: Las dos torres (2002), con otra batalla para el recuerdo, la del abismo de Helm.
Durante toda la película hemos visto cómo se reunían y se preparaban para
dirigirse a Gondor, y ayudar a su pueblo hermano. El momento en el que
aparecen, encabezados por Theoden (Bernard Hill), rey de Rohan, es simplemente perfecto. En un
solo vistazo a la ciudad y acompañado de un plano general de Minas Tirith, el rey comprende la grave situación a la que se están enfrentando
en Gondor. Pero eso no le amedranta, al contrario.
Tras una reflexión en voz en off, Theoden lanza un discurso
que es simplemente perfecto. Lo transcribo:
“Avanzad, sin temor a la oscuridad.
Luchad jinetes de Theoden.
Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos. Aún restará la
espada.
Rojo será el día, hasta el nacer del sol.
Cabalgad, cabalgad, cabalgad hacia la desolación y el fin
del mundo.
Muerte, muerte, muerte.”
Escuchar esto en ese momento, mientras Theoden pasa de
punta a punta prácticamente de toda su primera línea de jinetes para arengar a
las tropas, es simplemente uno de esos momentos en los que el cine merece la
pena, y justifica toda su existencia. El retorno del rey, solo por contener
este momento, ya tiene mucha más fuerza que un sinfín de películas.
Theoden arengando a sus tropas antes de entrar en batalla |
Entre los jinetes se encuentran otros personajes que ya
conocemos de las películas anteriores: Éoywn (Miranda Otto), Merryn (Dominic Monaghan) o Éomer (Karl Urban). Todos ellos se
dirigen a la carga contra las huestes de orcos que rodean Minas Tirith, para poder romper
la línea y liberar a la ciudad.
Tras la arenga de Theoden, sólo dan ganas de montarse a un
caballo que no tienes y cabalgar junto a él. Por supuesto, su caballería está
por la labor y se une al motivador discurso de su rey. Ante esto, los orcos,
que en un principio no se tomaban demasiado en serio la amenaza, empiezan a
inquietarse. Poco a poco, los jinetes de Rohan inician la cabalgata, cada vez a
mayor ritmo. Al mismo tiempo, los ejércitos de Sauron se remueven incómodos.
Al final, llega un momento en el que la caballería de Rohan, sus hombres, toman un ritmo imparable. Los orcos se asustan y algunos optan por
abandonar la primera línea de batalla. Los gritos de los jinetes de Rohan son
ya ensordecedores, junto al galopar de sus caballos. Llegas a sentir realmente
lo que es estar dentro de ese momento, de esa batalla.
Los Rohirrim cargando contra los orcos |
En un hermoso plano aéreo, el director Peter Jackson tira de
épica y de efectos especiales, para mostrar como los Rohirrim están ya encima de los
orcos. Todo ello acompañado por una música sublime de Howard Shore, que hasta
ese momento sólo ha ido in crescendo.
Para cuando la música cesa, se pasa al
brutal choque para el que te han ido preparando durante los minutos previos, y
toda la épica y la emoción contenidas hasta ese momento estalla, se libera en un
encuentro que es simplemente espectacular.
Los caballos de Rohan rompen la línea de defensa de los
orcos, destrozando todo a su paso, como una marea imparable. Los ejércitos
enemigos son arrollados y aniquilados sin compasión por unos hombres deseosos
de venganza, de derrotar de una vez por todas a Sauron y liberar a la ciudad
hermana de Minas Tirith. La fuerza de ese momento es indescriptible, a pesar de
intentar narrarlo con palabras, me quedo corto.
Planos cortos de los hombres de Theoden destrozando orcos se
intercalan con planos generales de la secuencia. Hay sangre y muerte, casi
real, como toda batalla. Tras el arrollador choque, los orcos se retiran, huyen
despavoridos ante la fuerza del ejército de Rohan, que ha cumplido su objetivo.
Por desgracia para nuestros héroes, esta era sólo la primera
parte de la batalla. Los Hombres del este, venidos desde lejos para ayudar a
Sauron, llegan con sus enormes olifantes para enfrentarse a los Rohirrim.
Theoden lo ve asombrado y rápidamente ordena el contraataque. Una vez liberada
Minas Tirith, ahora toca enfrentarse a este otro enemigo.
Éomer en mitad de la batalla |
Sin entrar en detalles sobre el resultado de esta escena que
viene a continuación, y que ya no pertenece a la famosa carga de los Rohirrim,
hasta este momento todo ha sido perfecto. A quién no se le ha erizado la piel
al ver el vídeo de Theoden y sus Rohirrim cargando contra los ejércitos de Mordor. Es difícil
no emocionarse, no compartir sus ganas de enfrentarse al enemigo.
Muchas veces en las películas, la épica tiende a forzarse,
se subraya con música y largos discursos para arengar. En esta escena de El retorno del rey,
apenas necesitan unas líneas y una sublime música, el momento es brutal e
irrepetible. Como comentaba más arriba, la película es el cierre de una
historia gigante, y contiene muchas otras escenas que también son
impresionantes. A pesar de que ni siquiera es el clímax de la película, se siente como tal.
Pero por la razón que sea, la carga de los Rohirrim en la
batalla de los campos de Pelennor, tiene algo especial que la convierten en uno
de esos momentos que justifica la existencia del cine. Simplemente irrepetible.
Emoción. De esto también va el cine
XOXO SoldieRyan
7 comentarios
Ya sabes que a mí me emociona especialmente esta escena. Para mí es porque es una muestra excelente de aceptación y valor, de decisión. Todo un pueblo decide ir a una a por un objetivo y eso es tan complicado de encontrar hoy en día que lo normal es que se te caigan los gayumbos hasta los tobillos.
ResponderEliminarPues sí, yo no le había dado un valor tan sociológico y político, pero vamos, es que simplemente me llega a la patata.
EliminarYa sabes que todo se puede interpretar hasta que ya no signifique nada ;) Esta escena es buena por esos muchos niveles de significado y porque te toca la patata desde muchas dimensiones posibles
EliminarGran análisis de una de las escenas más memorables de la cinta. Destacar también el contraste de luz/oscuridad en los planos en los que se ven a los contendientes de la batalla. La parte de Minas Tirith en tonos oscuros y al llegar Rohan con tonos luminiscentes dando sensación de esperanza.
ResponderEliminarHola!
EliminarMuy buen apunte, desde luego, y cierto. Cuando aparecen los Rohirrim con el sol de fondo se hace evidente esto que comentas, pero no había caído en mencionarlo.
Gracias por comentar.
No puedo estar más de acuerdo!! Para mi es y creo que será la mejor escena jamás vista en una película. La vi de pequeño en el cine y me sigo emocionando cada vez que la veo de nuevo.
ResponderEliminarEn realidad esa escena se basó en la carga de caballería que realizaron los Húsares Alados contra el ejército turco en el segundo asedio a Viena, el 12 de Septiembre de 1683
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