Las ventajas de estudiar interpretación
Dicen que la interpretación es desnudarse, y en cierto sentido, así es. En alguna ocasión se ha hablado en esta página de las bondades
de estudiar interpretación -se entiende actuación- y la verdad es que debería
de ser algo que, al menos una vez, cualquier persona tenga la oportunidad de
probar. Exponerse delante de muchas o pocas personas, todo depende de la
platea, para mostrarse vulnerable, diferente, expuesto, da igual el adjetivo
que se utilice, no deja de ser valiente.
Inteligencia emocional
Uno de los grandes problemas de muchos adultos en la
actualidad, es una falta de inteligencia emocional abrumadora. Parece un
concepto que se ha puesto muy de moda, pero ciertamente, es algo que se pasa
por alto, porque directamente nadie te enseña a ello. La inteligencia emocional
no es otra cosa que la correcta gestión de las emociones, es decir, no ser
arrastrado por ellas. Normalmente todo el mundo quiere sentir alegría, pero muy
pocos están acostumbrados a sentir y expresar correctamente la ira o la
tristeza, las solemos reprimir o canalizar hacia otros.
Tener una correcta gestión de las emociones, sería una buena
prioridad para enseñar en las escuelas. Cuando somos pequeños expresamos sin tapujos lo que sentimos, pero
todos los condicionamientos sociales, nuestros padres, el colegio o las
influencias externas, terminan por hacernos perder esa libertad con la que
nacemos para llorar, reír o gritar y luego seguir como si nada. Lo normal en esta sociedad es pasar
desapercibido y estar emocionalmente reprimido, y eso es lo que se enseña a los más pequeños, por desgracia.
El hecho de actuar en una obra de teatro, o en una película,
implica tener un conocimiento de tus propias emociones para poder decidir cuándo
expresarlas y cómo. Todo ello repercute en que es una herramienta perfecta para
autoconocerte, ya que ser consciente de lo que estás sintiendo en tu cuerpo y cómo
eso afecta a tu estado de ánimo y tu manera de estar, es un modo más de conocerte. Estar más
presente en tu cuerpo, te hace vivir más en el aquí y en el ahora, algo que
puede ser de mucha utilidad para el día a día.
La serenidad del actor
Controlar tus emociones además, te aportará serenidad, pues
en todo momento podrás darte cuenta de lo que estás sintiendo y quizás, por qué
estás sintiendo eso. Una vez se entiende de dónde viene lo que sientes, lo
gestionas de otra manera. Plantarse en un escenario frente a otros seres
humanos, con todo lo que ello conlleva, es un acto de fe, de autoconfianza, de
dejar atrás todos esos juicios mentales, creencias o miedos irracionales que
muchas veces nos persiguen día a día, casi de forma automática.
Vivimos condicionados por nuestra propia mente, y sin darnos
cuenta, nos relacionamos con el mundo desde esas limitaciones. Convertirse en
actor, puede ayudarte a ser alguien que no eres, pero sí que te gustaría llegar
a ser, y por tanto, te demuestras a ti mismo que no estás limitado a esa
construcción acerca de ti que tu mente se ha formado para relacionarse con los
de tu alrededor. Normalmente, esta imagen de ti está llena de limitaciones y de miedos que te impiden vivir plenamente.
Conocer tus emociones y expresarlas, canalizarlas
correctamente durante una actuación, te ayudará también a conseguir más
serenidad interna. No estarás constantemente desbordado por las situaciones del
día a día y que normalmente, terminan por aparecer problemas en todas partes
por nuestra necesidad constante de controlarlo todo.
Aprende a soltar el control
Soltar el control actuando frente a otros, también es otra de las innegables ventajas de descubrir la interpretación. Queremos sentir seguridad en todas las facetas de la vida: económica, social, familiar, etc., y está bien vivir con cierta seguridad, o al menos, tranquilidad de saber dónde y qué comeremos dentro de unas horas. Pero puede ser un ejercicio maravilloso soltar el control al interpretar a un personaje en una obra de teatro, y esperar a la reacción del público sin expectativas, dejarse llevar por ese papel que representas.
Casi que no hay mejor manera de soltar el control,
precisamente, que exponerse al público. El oficio del actor o actriz no deja de
ser un trabajo de cara al público, ya que tú labor como profesional es
representar un papel frente a otras personas que te estarán mirando. Por unos
instantes, te conviertes en el centro de la vida de otros, que te observarán y
se verán reflejados en ti. Eso puede asustar al principio, pero el secreto es
dejarse llevar, conocer tus limitaciones y probar de ir un poco más allá, saber
expresarte y sobretodo, pasártelo bien y disfrutarlo. Darlo todo para que,
cuando termine tu actuación, no te arrepientas.
No te exijas nunca hacerlo bien a la primera, eso sólo te
generará ansiedad y frustración, dos emociones que precisamente no te harán
sentir muy bien. Pero en cualquier caso, si vienen, bienvenidas sean. De todo
se aprende, y realmente, de actuar, es una de las cosas de las que más se
aprende en esta vida. Por eso es tan recomendable hacerlo al menos una vez.
Hay gran multitud de escuelas de teatro y de interpretación
que te pueden ayudar a empezar. Se trata de que escojas una escuela de interpretación y lo pruebes, seguro que no te arrepientes.
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